JAVI'S EN DOLOMITAS... UNA AVENTURA DIFERENTE

En esta ocasión un par de tritones olvidamos el neopreno y nos cogemos casco, arnés y disipador y nos vamos a ferratear a los DOLOMITAS!!!!!!!!

Estos son parte de mis recuerdos...

En breve, las fotos.

Diario de un viaje a los Dolomitas

No le costó nada a Javier hace unos meses convencerme para esta aventura que rondaba por su cabeza, ir a ferratear por los Dolomitas, en los Alpes Orientales, declarados por la UNESCO Patrimonio Natural de la Humanidad en 2009 (ahora entendemos porqué).

Los Dolomitas están caracterizados por amplios valles cubiertos de bosques y prados, desde los que se elevan verticalmente numerosos macizos montañosos, formados en su mayor parte de una roca caliza de origen marino llamada dolomía, de gran adherencia, como iremos comprobando estos días.

Ya en junio íbamos ultimando los detalles de lo que íbamos a hacer, buscando planos, hablando con gente que ya ha estado, buscando información. Aunque hay que decir, que apenas encontramos en castellano de lo que queremos hacer estos días y el italiano e inglés no es nuestro fuerte. En internet siempre hay información, pero hemos comprobado que no te puedes fiar de todo lo que lees, casi siempre son informaciones subjetivas, ni por supuesto de las traducciones automáticas (a las ferratas las traducen como ferrocarriles).

El plan inicial de ir en coche, lo cambiamos por el avión, así no tendríamos que conducir un día entero a la ida y otro a la vuelta y dado que volamos desde Zaragoza a Bérgamo, alquilaremos allí un coche para ir a Dolomitas, y por supuesto, no podemos dejar pasar la oportunidad de visitar Venecia ya que nos quedará de camino.

Este es el diario de un viaje escrito desde casa, antes de que los pequeños detalles se entierren en nuestros recuerdos, aunque por supuesto, hay muchos que siempre quedarán en la mente. Paisajes, montañas, historia y una semana con mi buen amigo Javier.


Día 1, miércoles 24 de junio de 2015

Esta aventura comienza el 24 de junio, Javier me recoge a las tres menos cinco (el avión sale a las seis menos cuarto) y vamos a Zaragoza, un pequeño descuido hace que la facturación de la maleta con todo el material duro y pesado sea al límite, pero llegamos a tiempo.

Puntualidad en la salida del avión, incluso podemos decir que viajamos cómodos, ya que nos queda un asiento vacío entre los dos. No nos damos cuenta y vemos montañas que en ese momento no sabemos identificar, no son nuestros Pirineos, y al poco rato estamos aterrizando en Bérgamo. Recogemos las maletas y vamos rápido a buscar el coche que hemos alquilado, y allí nos enteramos que todo son sobrecostes, que si seguro a todo riesgo y segundo conductor, así que con seguro básico y sólo conducirá Javier.

El gps del teléfono, en adelante Lola (por los dolores de cabeza que nos produce cuando en ocasiones nos lleva por dónde no queremos), esta vez nos lleva sin problema hasta el alojamiento contratado para esta noche, un Bed & Breakfast en Bérgamo. Nos instalamos, nos conectamos a la wifi y enviamos unos mensajes para decir que hemos llegado bien y no perdemos más tiempo y nos vamos andando para conocer la ciudad, vamos callejeando y vemos que es una ciudad bonita que merece la pena conocer, quedará pendiente una visita con más tiempo. Se va haciendo de noche, aunque es la misma hora, allí el sol se oculta una hora antes que aquí y después de recorrer un rato la ciudad y la muralla llegamos a Spalti di San Michele, una gran terraza de verano, con conciertos en directo y dónde cenamos nuestra primera pizza en Italia (no será la última). La pizza barata, no así la cerveza y cuando pedimos unos cafés con hielo, caras de asombro al pedirlo y luego las nuestras al ver una minúscula taza de café con un hielo todavía más pequeño. De nuevo un paseo hasta la habitación, son las once y media, así que sin perder tiempo, toca dormir, mañana será un día muy largo.


Día 2, jueves 25 de junio de 2015

Suena el despertador a las 6:30 de la mañana, una constante estos días, un copioso desayuno y nos ponemos en marcha rumbo a Venecia. En la autopista de 3 carriles (sorprendentemente no es muy cara para lo que esperamos) con límite de velocidad a 130 km, el intenso tráfico hace que sea difícil mantener esa velocidad y más cuando una retención por un accidente nos hace perder cerca de una hora y son cerca de las 11 cuando llegamos a Venecia. Lo primero aparcar a la entrada de la ciudad de los canales, hay muchos macro-aparcamientos, todos ellos de pago, así que toca hacer el turista y pagar por aparcar.

Dudamos si tomar un vaporetto, pero decidimos ir andando, como Javier ya ha estado un par de veces aquí, hace de guía. Calles estrechas, canales más estrechos, el agua algo sucia, paredes desconchadas, ciudad decadente pero llena de encanto, así como llena de puestos de venta y chiringuitos y tiendas de recuerdos para turistas, principalmente máscaras y bisutería de cristal de Murano, así como cientos de vendedores de palos para selfies.

Es imposible ir en línea recta por esta ciudad, multitud de puentes, grandes, pequeños incluso pasamos el polémico puente de Calatrava y no necesitamos explicaciones para comprobar el porqué de la polémica de ese puente (chapuza). En los grandes canales circulan los vaporettos, por el resto, góndolas, lanchas y barcas, único medio de transporte en la ciudad. No dudamos en meternos en algunos edificios dónde hay alguna exposición de La Biennale, una forma de ver por dentro algunos edificios y contemplar la ciudad y los canales desde otra perspectiva.

Llegamos a la Piazza di San Marco, la Basilica di San Marco, el Campanile y el Palazzio Ducale. Edificios todos ellos imponentes y ante los cuales hay largas colas de espera para visitar, así que decidimos aprovechar para comer, callejeamos buscando un lugar económico, algo difícil en una ciudad turística como esta, de nuevo comprobamos que la cerveza está prohibitiva en Italia. El rato que estamos comiendo es el único que en este día descansaremos, y después de comer, volvemos a la Piazza di San Marco para visitar la Basilica di San Marco (sorpresa, la visita del templo es gratuita, el Campanile (aquí sí que hay que pagar) desde dónde las vistas de la ciudad y de la plaza compensan, entramos en una exposición que hay en el Palazzio Ducale, aunque este no podemos visitarlo, no hay tiempo.

Ya se hace la hora de ir volviendo, callejeamos, canales, puentes, el Ponte di Rialto… y vamos hacia el parking dónde esta mañana hemos dejado el coche, sin dejar de contemplar los canales, góndolas, edificios y por supuesto comprar algún pequeño recuerdo. He de reconocerlo, la ciudad me ha gustado y espero poder volver algún día con más tranquilidad.

Son las 6 de la tarde cuando vamos a buscar el coche, Lola nos guiará hasta Dosoledo, del Comune di Comelico Superiore, en la provincia de Belluno, dónde hemos alquilado un apartamento. En la autopista encontramos que hay gente que por lo visto no ha circulado nunca por una y no sabe cómo funciona, ufff que nervios!!!

Estamos cerca de nuestro destino cuando salimos de la autopista, decidimos buscar un supermercado para comprar algo de comida y ohhhh, por un minuto y una equivocación de Lola no llegamos a tiempo. Comprobamos que aquí los horarios son diferentes, por la mañana las tiendas de alimentación abren a partir de las 8 de la mañana y cierran de 7 a 8 de la tarde, tomamos nota de la lección aprendida. Cuando llegamos a Dosoledo, después de un puerto de montaña con 16 tornante  señalizadas (menos mal que no me mareo fácilmente) pero después de estos días y cientos de kilómetros de puertos de montaña y miles de curvas el que va a acabar mareado es el coche…
Encontramos rápido el apartamento, hablamos un poco con el dueño y nos instalamos, son las nueve menos veinte.

Este pueblo, luego comprobaremos que nos pilla un poco lejos de las actividades que haremos casi todos los días, pero en Dolomitas, cuando buscamos alojamiento es  de lo más barato que encontramos, aunque para otra vez es mejor acercarse un poco más a la zona de actividad prevista, aunque sea más caro, así ahorraríamos viaje en coche todos los días, así que nos tocarán un par de horas de coche cada día (algunos días acumularemos en el coche 6000 metros de ascenso y otros tantos de descenso entre la mañana y la tarde).

La casa por lo visto está mucho tiempo cerrada y hay algo de humedad, así que entre las agradables temperaturas que tenemos máximas de 26 grados y por la noche unos 14-16, todos los días encendemos un par de estufas que hay (mientras en Huesca por lo que nos van diciendo unos nada envidiables 40º…)

No hemos traído apenas comida en el avión, y como no hemos podido hacer la compra antes de llegar nos toca acercarnos al restaurante que hay cerca de casa para cenar, cómo no, de nuevo pizza y por supuesto, la cerveza muyyy cara, mañana sin falta al supermercado a comprar. Cuando pedimos un té después de cenar, no nos han entendido, porque nos traen unos vasos con un líquido verde que no sabremos lo que es (parece fairy), pero que afortunadamente es un refresco que no está malo, aunque la próxima vez nos esforzaremos para que nos entiendan lo que queremos.

Son cerca de las 12 de la noche cuando vamos a acostarnos y cómo la reserva del apartamento era para dos personas, sólo habían preparado una cama pensando que era una pareja quién vendría, así que por no perder tiempo, a compartir de nuevo la cama, y como el resto de los días, la otra habitación del apartamento la usamos de trastero del material que llevamos, compartiremos la misma cama todos los días, por lo menos Javier no ronca (o yo no lo he escuchado…)


Día 3, viernes 26 de junio de 2015

Suena el despertador a las 7, anoche decidimos hacer algo relajado, así que nos dirigimos hacia las Tre Cime di Lavaredo. Nuestra casa está a una hora de Cortina d’Ampezzo (esta tarde visitaremos esta localidad)  no tanto por la distancia sino por el tipo de carreteras y puertos de montaña por los que continuamente tenemos que ir. Nos damos cuenta que a Lola le gustan mucho los puertos, aunque a veces nos sorprende y nos lleva por carreteras algo menos reviradas.

No dejarán de sorprendernos durante estos días los paisajes que veremos, las construcciones típicas de la zona, la influencia germánica (estamos a unos pocos kilómetros de Austria) incluso en los nombres de los pueblos y montañas, que están escritos también en alemán, las casas al borde de las carreteras que nos hubiera gustado fotografiar, las pequeñas construcciones de madera que siembran todos los campos y laderas, las bellas iglesias encaladas y sus altos campanarios con esbeltos tejados de aguja apuntando al cielo de todos los pueblos que pasamos, son muchas las fotos que nos hubiera gustado hacer (además de los cientos que sí que hemos hecho) para que permanecieran en nuestros recuerdos, queremos retener en nuestras retinas estas imágenes.

Llegamos a Misurina, y toca pagar para subir con el coche hasta el Rifugio Auronzo, ya allí nos calzamos las zapatillas (hoy pensamos que no harán falta las botas) y seguimos a la multitud de gente que está hoy aquí, nos empapamos del paisaje, es la ruta Giro delle Tre Cime, nos salimos del camino para contemplar las montañas que nos rodean y continuamos hasta el Rifugio Lavaredo, desde allí continuamos a la Forcella Lavaredo. Es aquí cuando vemos en una ladera agujeros poco naturales en las paredes de Paderno  y una senda fuera del camino que sigue todo el mundo, así que decidimos tomarla para ver a dónde nos llevaba, si veíamos que no continuaba, bajaríamos y continuaríamos por la ruta que sigue todo el mundo. Posteriormente veríamos que ese camino es Le Gallerie del Paterno y por supuesto que al final del día no nos arrepentimos de la decisión.

Este es un camino estrecho, en ocasiones tallado en la roca, incluso vemos algún cable. Por el momento no parece difícil, aunque como hoy no íbamos a hacer ninguna ferrata, no llevamos el material. En ocasiones el camino es estrecho, algún paso más expuesto pero sin peligro. Nuestra única preocupación es que no tenemos el mapa de la zona y no sabemos dónde llega, unos japoneses con guía nos dicen que el camino es difícil, sin embargo luego un hombre que va solo nos dice que no. Encontramos ventanas en la roca, excavadas durante la Primera Guerra Mundial, desde allí vemos las Tre Cime di Lavaredo desde una perspectiva poco habitual, impresionante la visión que tenemos ante nuestro ojos.

Llegamos a los restos de construcciones de la guerra en esta zona, nos impresiona lo que tuvieron que trabajar los soldados hace 100 años para llegar hasta aquí, herramientas, comida, armamento, para una guerra de posiciones, en la que luchaban por las montañas, por defender o conquistar un palmo de tierra (absurdos de las guerras, en dónde soldados sin convicción arriesgan su vida por las decisiones de gente en despachos, que lo único que arriesgan es su butaca).

Por fin encontramos alguien que habla castellano, una chica que estuvo tres meses de Erasmus en Barcelona y nos explica por dónde continúa este camino y que a poca experiencia que tengamos no tendremos ninguna dificultad en llegar al Rifugio Locatelli , lo cual nos tranquiliza, incluso cuando en el collado vemos dos hombres que nos dicen que no bajemos por allí, que sin material es muy difícil, dónde hay cables que aseguran la bajada por un corredor todavía con nieve en estas fechas.

No hemos traído hoy el material de ferratas, y es una pena, porque ahora vemos una vía que sube asegurada por cable, resulta que lleva a la cima del Paterno (2740), es la Ferrata Innerkofler, si desde aquí las vistas son impresionantes, no podemos imaginar cómo serán desde la cima, queda pendiente para otra ocasión, porque luego leemos que no es difícil.

Hoy a falta de material, en el fondo de la mochila de Javier hay cuatro cintas cosidas y unos mosquetones sin seguro, así que improvisamos un arnés y vaga de anclaje cada uno y comenzamos a bajar por el nevero asegurados al cable. La bajada es fácil, la intranquilidad que tenía por el desconocimiento y falta de información  se transforma en disfrute. Bajamos rápido hasta encontrar unos túneles excavados en la cresta de la montaña, afortunadamente aunque hoy no llevamos el material adecuado para la actividad, sí que llevamos los frontales para bajar por los túneles, con escaleras talladas en la roca dentro del túnel, con múltiples ventanas y troneras abiertas para dar algo de luz y ofrecer defensa a la zona en la época en que se excavaron,  que en poco tiempo y con mucho asombro nos llevan al Rifugio Locatelli.

Ya aquí aprovechamos a comer y nos ponemos en marcha de nuevo al Rifugio Auronzo, un paseo, primero bajando y luego de nuevo toca subir, mientras pasamos por debajo de las Tres Cimas, hasta llegar al coche.

Desnivel acumulado hoy 750 metros, tiempo de actividad, con paradas, comida y descansos, 6h25m.

Lo que hemos hecho de esta ferrata y la que continúa hasta el Paterno, (que luego averiguaremos que no era difícil), es la actividad más fácil que realizaremos estos días, pero su belleza la iguala a cualquiera. Por supuesto que, si en un futuro pudiera, repetiría este día.

Ya terminada la actividad de este día, vamos a Cortina d’Ampezzo, lo primero que hacemos es buscar un supermercado, y para eso hoy Lola nos lleva a la primera, allí compramos algunas viandas (algunas cosas igual de precio, otras más caras) que consumiremos estos días, principalmente para desayunar y cenar y como no es tarde, damos un paseo por la famosa localidad que no defrauda, con un centro peatonal, vemos incluso tiendas de lujo y mucha actividad de la Lavaredo Ultratrail que se celebra estos días (uffff, vaya machada). Cuando aquí ya vamos a la gasolinera comprobamos con disgusto el precio de la gasolina en Italia (ufff, hasta 1,78 €/l hemos visto estos días)

Ya de vuelta al apartamento, a cenar pasta (mañana posiblemente sea un día duro y hay que coger fuerzas), nos acercamos al bar para tomar una infusión, cosa que haremos todos los días (así aprovechamos la wifi para comunicarnos y enviar algunas fotos a los amigos), esta vez sí que nos hacemos entender y tomamos un té de mora muy sabroso.

De nuevo en la casa, preparamos las mochilas y la ruta del día siguiente. Son cerca de las doce cuando nos vamos a dormir, este horario será una constante estos días.


Día 4, sábado 27 de junio de 2015

Madrugamos de nuevo (menudas vacaciones, ningún día nos levantamos más tarde de las 7). Desayunamos y nos ponemos en marcha.

Hoy la intención es hacer la Marmolada (3342m), por la ferrata de la Arista Oeste. Antes de llegar al Passo di Fedaia (2056m), entramos en el pueblo de Sotoguide  y en la oficina de turismo, entendemos a la chica que nos atiende que el teleférico que queremos tomar hasta el Rifugio Pian dei Fiacconi  (2626m) está cerrado hoy, porque hay una celebración y sólo lo pueden tomar los invitados al evento. Chasco de planes, lo posponemos para otro día, el lunes o martes, así esperamos que haya menos gente que el fin de semana.

De todas formas, la informadora turística nos habla de otra ferrata  por la zona, Ferrata delle Trince (Ferrata de las Trincheras, que más adelante comprobaremos el porqué del nombre) que nos llevará hasta la Bech da Mesdi  (2727m) y Mesola (2642m) también muy bonita, de hecho el coche lo dejamos casi en el mismo lugar que teníamos previsto. De esta no tenemos información, únicamente el plano que nos dan aquí y la información que rápidamente buscamos en internet aprovechando la wifi de la oficina.

Aparcamos el coche y nos calzamos botas, equipo en la mochila, y comenzamos a andar por el camino 698, con un poco de temor, porque justo en este momento empiezan a hacer unas gotas y pensamos que la lluvia nos puede frustrar la actividad de hoy, pero aun así nos ponemos a subir  desde el Rifugio E. Castiglioni alla Marmolada, al oeste del Passo di Fedaia.

Afortunadamente lo que parecía que iba a ser una lluvia frustrante, cesa y llegamos sin problema en apenas una hora a Porta Vescovo (2478) y Rifugio Gorza , hasta dónde llega un teleférico desde Arabba  (nos recuerda Araba/Álava) y en un rato más hasta Forcella Europa. Aquí comemos un poco y nos equipamos, al final por el cambio de planes, empezamos la actividad más tarde de lo previsto, pero creemos que nos sobra tiempo, vamos sólo dos y generalmente rápidos, de hecho adelantaremos un grupo que había empezado bastante antes.

Comienza fuerte la ascensión, la primera pared vertical en la que hemos visto progresar con dificultad algún grupo la superamos sin problemas, los cables gruesos y muy tensos ofrecen confianza y ayudan a progresar, la roca volcánica algo descompuesta no ofrece dificultad. El paisaje desde este punto, con la visión de la Marmolada y su glaciar permanente y del hielo duro que en algunos puntos no está tapado la nieve más reciente, es agradecido. La vía continúa por una cresta de agujas que sube y baja constantemente.

Vemos al fondo del valle una pista que parece que viene desde Arraba, por la que cientos de ciclistas en btt progresan con esfuerzo (debe haber una carrera por la zona), todos los Dolomitas están perfectamente señalizados para la actividad de Btt, cientos de caminos y pistas con rutas preparadas y señalizadas para esta actividad, por lo que es un destino deseable para los amantes de este deporte, en un entorno inigualable. Igualmente, hemos comprobado y en ocasiones sufrido, este es un destino perfecto para todos aquellos que les gusta la bicicleta de carretera, los múltiples puertos, largos, con muuuuchasssss curvas y de fuertes pendientes, hacen que el esfuerzo sea considerable y que la satisfacción del ciclista al superarlos sea grande.

En Punta Mesola (2642m) la vía baja hasta un collado dónde vemos un camino que indica una bajada y la posibilidad de terminar la ferrata y vemos también cómo se puede continuar por la cresta. Decidimos continuar, ya que todavía no hemos llegado a la zona que da nombre a la ferrata. La reseña que hemos leído no nos cuadra mucho, porque habla de una dificultad y exposición que no nos parece reseñable, únicamente quizá en toda la ferrata un tramo dónde unos metros de cable habrían ofrecido algo más de confianza. Si una cosa hemos comprobado en todas las vías que hemos hecho estos días, es que las instalaciones son seguras pero no sobra ni un metro de cable (al contrario de las ferratas a las que estamos acostumbrados aquí) y hoy sí que encontraremos algunos peldaños (pocos) en una zona que desciende la vía y que nos lleva al otro lado del valle

La vía ahora no tiene dificultad, a ratos es un camino en la ladera, hasta que llegamos a la zona de las trincheras, contemplamos con asombro los restos de unas edificaciones en la montaña y de nuevo como ayer, pensamos la cantidad de esfuerzo que fue necesario para su construcción, sobre todo pensando en los medios de los que contaban hace ahora 100 años. Encuentro unas bolas de plomo, que posteriormente averiguo que son metralla de proyectiles de la guerra, uff si las montañas pudieran hablar, cuantas historias nos podrían contar… Cuando llegamos a la zona de túneles excavados, que taladran la montaña cual queso de gruyere. Unas veces por un lado de la montaña en otras ocasiones por el contrario, a ratos equipada con cable. Nos llena de alegría el haber llegado por casualidad hoy aquí, el paisaje, la vía, los túneles que investigamos con el frontal, en ocasiones fuera del camino y en otras de paso obligado.

Cuando llegamos al Bivvaco Ernesto Bontadini (2550m), un refugio libre que encontramos abierto con un equipamiento y estado que nos asombra (sobre todo para lo que estamos acostumbrados por nuestras tierras), termina aquí la ferrata. El tiempo se pone amenazante, empieza a llover algo, ya habíamos comprobado como las nubes negras se nos acercaban y los truenos cada vez sonaban más cerca, así que bajamos con rapidez, dejando atrás al grupo que hace rato hemos alcanzado y con el que hemos ido progresando a la par un buen rato. La lluvia cae fuerte cuando nos acercamos al Passo Padon, hay un gran cañón de la guerra, la instalación de un telesilla que funciona en invierno, nos sirve de cobijo  mientras comemos algo y esperamos que pase la lluvia. Cuando esta cesa bajamos rápidamente por la ladera de la montaña por la pista que hace apenas unos meses habríamos bajado  con esquís, hasta la carretera en el Passo  di Fedaia  y el lago artificial que hay en este punto, ya sólo nos quedan dos o tres kilómetros hasta el coche por el arcén de la carretera.

El día que parecía que nos había salido al revés, con cambio de planes y tiempo amenazante, ha salido perfecto. Encantados de la actividad y del paisaje que no deja de sorprendernos cada día que pasamos en estas tierras.

La vía ferrata nos ha costado unas cuatro horas, la actividad de coche a coche, con paradas y espera a que cese la lluvia, 7h10m en total y el desnivel acumulado 900m.

El final del día rutinario, viaje en coche hasta Dosoledo, puertos de montaña, paisaje, construcciones típicas y curiosas por el camino y cuando llegamos a la casa, ducha, cena, café (los capuchinos que nos preparan son muy sabrosos) y como todos los días, un rato mirando mapas y preparando las andanzas para el día siguiente.


Día 5, Domingo 28 de junio de 2015

Hoy nos dirigimos a una de las vías que Javier ya traía prevista, Ferrata Punta Anna (2731) y la vía Guiseppe Olivieri.

Desde Cortina d’Ampezo  nos dirigimos hacia Pomedes, hoy hay varios cientos de ciclistas subiendo por la carretera, no sabemos si es una carrera organizada, pero lo parece, porque es un gran puerto. Nos desviamos para tomar una pista primero asfaltada y luego de tierra en buen estado que nos lleva al punto de inicio de nuestra jornada en el Rifugio A. Dibona (2083m), donde dejamos el coche (carreteras a más de 2000 metros de altitud aquí son habituales) y por el sendero 421 subimos hasta el Rifugio Pomedes (2303m), poco más de 200 metros de desnivel por un sendero fácil y señalizado. Vemos como hay una faja colgada equipada por la que va una procesión de gente, vemos incluso familias con niños, pero no es ese nuestro destino, estos días vamos a disfrutar de las actividades casi en soledad, no suele haber mucha gente por las vías que vamos y cuando nos encontramos gente no suele entorpecernos nuestra marcha. Una vez en el Rifugio Pomedes, subimos hasta la zona alta del remonte mecánico de la estación dónde ya vemos las indicaciones de la ferrata en la cara este de Punta Anna.

La reseña que llevamos indica que es difícil, vertical y expuesta, pero salvo un par de sitios dónde habría agradecido un cable, comprobamos que la mayor dificultad que tiene es el esfuerzo continuo necesario. Empieza fuerte, vertical, hasta una pequeña brecha en la cresta por la que vemos progresando gente. La vía sube por el espolón sur con fuerza, exigente pero no complicada y avanzamos sin problemas, ahora por la cara oeste, para de nuevo tomar la cresta. Es por aquí donde alcanzamos una pareja de suizos mayores, ella natural de Madrid, que habían empezado mucho antes que nosotros y que nos dice la mujer que su marido ya está falto de fuerzas y no puede superar un paso vertical y está agotado. No llevan comida y les ofrecemos unas barras energéticas, Javier saca su cuerda que siempre llevamos por seguridad, un estribo y subiendo y asegurando al hombre va tirando de él casi hasta la cima. Aquí había un pequeño tramo dónde yo habría colocado unos pocos metros de cable, pero con cuidado lo paso detrás de Javier, que no ve ninguna dificultad. La reseña que llevamos no es muy clara y vemos al oeste un camino equipado por una faja estrecha colgada, que creemos que llevará al Rifugio Giussani (2580m), desde dónde vemos que hay un camino que luego se convierte en pista ciclable que lleva después de un buen rato al parking del Rifugio A. Dibona , en este cruce no muy bien señalizado dudamos y nos separamos de los suizos, preferimos continuar la vía que sube, en parte intranquilos por dejar a la pareja suiza sin ayuda. Cuando llegamos al parking buscamos algún coche suizo o a ellos para quedarnos más tranquilos, no les hemos pedido el teléfono para comprobar que llegaban sin problemas.

Nosotros continuamos hacia la Tercera Torre Pomedes (2750m), vemos a la izquierda como continúa una vía hasta una cima, que no parece difícil llegar, incluso a lo lejos vemos una escalera que salva un tramo vertical, pero calculamos que con el tema de la pareja suiza habremos perdido por lo menos una hora, así que no continuamos y vamos buscando la bajada, a esta altitud encontramos algún nevero incluso después de progresar rápido por una pedrera, llegamos a una zona con nieve ya transformada, por la que bajamos rápido hasta un punto dónde comemos (no tenemos mucha hambre durante la actividad y acabamos comiendo tarde todos los días) y vemos un pequeños grupo que toma el camino de bajada por el Sentiero Giuseppe Olivieri , que en tramos verticales equipados, incluso con alguna escalera, baja rápidamente bordeando la montaña, hasta tomar una senda que atraviesa la pedrera de la zona baja de montaña hasta llegar ya al Rifugio de Pomedes, dónde ya nos quitamos el equipo y por el sendero que hemos subido esta mañana, llegamos rápidamente al coche en el Rifugio Dibona.

Hasta ahora es la actividad más dura que hemos realizado, pero sin mayores problemas, sobre todo exigente en los tramos verticales, pero con vistas espectaculares de esta parte de Dolomitas y del valle de Cortina d’Ampezzo.

Hoy nos han salido 900 metros de ascenso acumulado y unas 7h30m de actividad de coche a coche, contando paradas, socorro a los suizos, aproximación y retorno.

Algo que estamos viendo estos días es que en cualquier sitio hay remontes mecánicos de esquí, muchos teleféricos o remontes funcionando en verano, pero no nos parecen abusivos, porque no encontramos macro estaciones, ni grandes explanadas de asfalto de aparcamiento para la temporada de esquí, una forma diferente de concebir las infraestructuras para este deporte, y sin embargo, por lo que nos han comentado el dominio esquiable de esta zona es increíble (que envidia), grandes descensos, largos y con desnivel.

Hoy estamos más cerca de casa y tardamos menos en volver, así que hoy empezamos antes la rutina diaria antes de acostarnos.


Día 6, Lunes 29 de junio de 2015

Aplazamos la Marmolada  para mañana y hoy vamos a otra vía que traíamos prevista, también de las que califican difíciles, la Tomasselli .

Madrugando, tenemos un rato largo de coche, vamos hasta el Passo Falzarego (2105), allí dejamos el coche y nos echamos las mochilas a la espalda. Podemos subir por un largo camino con el que salvaríamos más de 630 metros de desnivel, pero eso alargaría la actividad casi un par de horas hasta el Rifugio Lagazuoi  (2752m), así que tomamos el teleférico que nos subirá, hay mucha gente, cerca hay muchas cuevas excavadas en la guerra que son visitables, que esperamos conocer esta tarde cuando volvamos.

Desde aquí, descendemos bastante por  el camino 20b que nos acercará a la pared y de nuevo subiendo bastante por su ladera  (nos hemos dado cuenta que hoy los bastones se han quedado en el coche, algo que lamentaremos en la bajada, ya que nos habrían ayuda algo a bajar más deprisa por la tarde) a ratos algo expuesta, contemplamos restos de construcciones austriacas de la guerra, y las marcas en el camino que nos llevan hasta el Bivacco dalla Chiesa (2652m), dónde nos equipamos y después de un pequeño nevero duro pegado a la  pared, llegamos a la misma y nos enganchamos al cable para empezar a subir.

Hoy la vía ferrata Cesco Tomaselli, nos llevará hasta la Punta Fanes Sud (2980m). Leemos en la reseña que llevamos que la escalada de esta vía es dura y exigente, sobre todo al principio, la traducción dice: “El famoso cruce a la izquierda, justo encima de la unión de la Tomaselli, siempre ha sido reputado por los fans de los ferrocarriles como una prueba de selección válida. Por lo tanto una buena prueba para probar la preparación en vista de las rutas más difíciles.”  No lo consideramos complicado, lo pasamos sin dificultad, las reseñas comprobamos de nuevo son muy subjetivas, a veces asustan más y hablan de más dificultad de la que realmente hay.

Vemos por dónde iba originalmente la vía, hay algún hierro y escaleras de madera descompuestas por las que no pasamos, la vía está reequipada por otro itinerario. Subida muy vertical, una exigente chimenea que exige esfuerzo escalar, hasta que llegamos a una travesía horizontal por una faja que hace que el punto más estrecho de la Faja de las Flores parezca una autovía, un tramo que yo también habría agradecido un cable para darme más confianza, pero que por supuesto Javier ha pasado como si tal cosa. En un pequeño collado vemos que el mapa marca un camino, que a mí me parece casi inviable, he comprobado que de lejos las cosas parecen más difíciles de lo que realmente son, que cuando te acercas no lo son tanto o incluso son fáciles, lo cual no impide que estos días algún pequeño tramo expuesto sin equipar me haya producido algo de respeto (siiii, miedo, lo reconozco).

De todas formas continuamos escalando la vía, ya estamos cerca de un par de equipos de dos personas, que han empezado antes que nosotros y que alcanzamos en la cima de la Punta Fanes Sud (2980m), cada vez estamos más cerca de los tresmiles de Dolomitas, mañana coronaremos por fin uno. En la cima, contemplamos el paisaje, siempre espectacular, las vistas son impresionantes, no nos entretenemos mucho, un poco de agua, unos frutos secos y empezamos a bajar rápido, mientras en la cima están todavía los que han llegado poco antes que nosotros. Ahora la bajada equipada con cable la hacemos muy rápido hasta la Selleta Fanis , un pequeño collado, que a la izquierda tiene una gran ladera nevada, pero nuestro camino va por la derecha hacia el collado Forcella Granda. Aquí, una pedregosa canal que bajamos con cuidado y dónde los bastones habrían servido de utilidad, pero se han quedado en el coche. En lugar del volver al Bivacco dalla Chiesa y volver por el camino que nos ha llevado esta mañana aquí, continuamos por el camino 20b que nos llevará por la Forcella Gasser Depot y la Forcella Travenanzes. Aquí comemos rápido, esta mañana no hemos preguntado a qué hora es la última bajada del teleférico y si lo perdemos tendríamos que volver hasta aquí y bajar por un camino y luego pista para salvar el desnivel que hay hasta el coche. Todavía vemos mucha gente, vienen de alguna de las muchas rutas que hay por aquí y muchos, que subiendo por el teleférico, visitan las cuevas excavadas (alquilan cascos con frontal en la base del teleférico) y bajan hasta el Passo Falzarego. Desde aquí llegamos de nuevo a la Forcella  Lagazuoi , y nos encontramos gente que baja, incluso una excursión de críos y mientras subimos al teleférico vamos entrando y visitando ahora sí, las cuevas excavadas que no dejan de impresionarnos, incluso en una hay una ametralladora protegida por una reja, demostrando el uso que dieron a estas posiciones. Llegamos a tiempo para el último teleférico de bajada y es una lástima no haber llegado antes porque nos hubiera gustado recorrer todos los agujeros visitables, que hoy nos proporcionan unos observatorios de Dolomitas inigualables.

Hoy hemos hecho 830m de desnivel acumulado y 6h 50m de actividad, con paradas y visitas de cuevas incluidas.

De vuelta a casa, hoy estamos más cerca, paramos a comprar la cena, durante el camino de vuelta Lola se porta bien y nos lleva por una carretera con unas vistas y paisajes que no dejan de sorprendernos. De vez en cuando paramos para hacer fotos, queremos llevarnos el máximo de recuerdos de estos días, para poder verlas con nostalgia cuando estemos ya en Huesca y poder compartir nuestras vivencias con los nuestros.


Día 7, Martes 30 de junio de 2015

Esto se acaba, madrugamos bastante, a las 6:30 estamos en pie, hoy queremos subir a nuestro primer tresmil aquí, de hecho el más emblemático, ya que es el techo de los Dolomitas, Punta Penìa (3342m) en la Marmolada.

La vía de ascensión que tenemos prevista es la Arista Oeste. Para acercarnos hasta allí volvemos al Passo de Fedaia , como el día que hicimos la Ferrata de las Trincheras, y esta vez acercamos el coche hasta casi la base del curioso remonte (una pequeña jaula hasta la cintura y abierta por arriba, en la que sólo caben dos personas) que tomaremos para salvar los casi 600 metros de desnivel que hay hasta el Rifugio Plan de Fiacconi (2626m).

No nos damos cuenta y la costumbre nos hace subir hasta el Rifugio Capanna al Ghiacciaio (2700m), nos toca bajar de nuevo hasta el Rifugio Pian dei Fiacconi  y encontramos las marcas del camino que tenemos que tomar (20 minutos perdidos…), hoy este camino no está muy señalizado, y a veces hay que buscarlo en un terreno pedregoso, es la morrena del último gran glaciar de los Dolomitas, el glaciar en retroceso de la Marmolada. Hoy sí que llevamos los bastones que nos ayudarán en el camino, así como piolet y crampones, que hemos leído serán de uso obligado hoy. El camino baja, hay que perder altura hasta los 2484m para luego empezar a subir por la morrena hasta alcanzar una lengua del glaciar que subimos sin problemas y sin necesidad de crampones. El camino nos lleva hasta una pared protegida  con cables de acero, dónde nos equipamos y que nos llevará rápidamente hasta la Forcella della Marmolada (2896m). Según la reseña que llevamos, vamos sobre el horario, incluso adelantados. Aquí empieza la ascensión de verdad, la dureza de la escalada es debido sobre todo al desnivel que tenemos que cubrir, a ratos la verticalidad, y como ya he comentado en otras ocasiones, una zona con hielo, que oculta el cable y expone un poco el recorrido, pero que acabo pasando poco a poco. Hoy hay varias zonas con peldaños incluso antiguas escaleras, bien equipada con cable, aunque hoy no es la caliza de otros días a la que estamos acostumbrados, comprendemos el nombre del macizo (el mármol) y con la humedad ofrece bastante menos adherencia. Ya casi damos alcance a unos grupos que habíamos visto a lo lejos. Cuando termina la ferrata, nos quedan unos cien metros de desnivel que subiremos por la nieve hasta alcanzar la cima.

Una gran cruz marca la cima, 3342m dónde nos hacemos las fotos de rigor y a pocos metros vemos algo a lo que no estamos acostumbrados, un refugio guardado, el Rifugio Punta Penìa, dónde charlando con el guarda, nos regalamos una cerveza y unas patatas fritas de entre todo lo que allí venden. Hablando con el guarda, nos indica que hasta el remonte por dónde hemos subido sólo hay una hora más o menos, lo cual nos tranquiliza, porque no sabíamos lo que costaría y si llegaríamos a tiempo de tomar el último de bajada.

Nos damos prisa y comenzamos a bajar progresando por la nieve, ahora ya con los crampones calzados y el piolet en la mano, ya que no sabemos el estado en el que está el glaciar. Poco antes que nosotros han salido de la cima un par de grupos, uno de ellos de cinco personas e innecesariamente encordados. Cuando llegamos a una zona rocosa por donde hay que bajar, equipada con cable que facilita la bajada vamos buscando la zona más importante del glaciar, pero este es un punto en el que estos grupos producen una pequeña retención que ralentizan nuestro avance, pero que en cuanto llegamos a la nieve adelantamos. Hay alguna grieta en el glaciar, afortunadamente sin peligro y lejos de la zona por dónde pasaremos.

Bajamos rápido, tampoco habrían sido obligados los crampones, aunque no estorban nuestro avance y como nos había dicho el guarda del refugio de la cima, una hora nos ha costado salvar los algo más de 700 metros de desnivel que nos dejan en el remonte que hemos tomado esta mañana y que por supuesto llegamos mucho antes de que deje de funcionar, de todas las formas, si no hubiésemos llegado a tiempo, no nos habría quedado más remedio que bajar por un camino que hemos visto esta mañana y que en algo más de una hora nos dejaría en el coche de nuevo. En las laderas de la montaña, la constante estos días, cobijos, túneles, galerías y puestos de artillería excavados hace años (leemos que incluso llegaron a excavar en el glaciar y con el retroceso de este ocasionalmente aparecen restos de soldados y equipamientos).

Gracias al remonte mecánico que hemos tomado, el esfuerzo necesario ha sido menor del esperado para un tresmil de estas características y aún con el pequeño descuido nos has salido un desnivel acumulado de 960m, con una duración total de la actividad de 5h45m.

Hoy llegamos al coche pronto y no son las cinco que nos comemos con ganas el bocadillo satisfechos. 

Se acaban las vacaciones, la semana ha salido perfecta, el tiempo inmejorable, todos los planes previstos cumplidos, no podemos pedir más. Durante el camino de vuelta paramos varias veces para hacer fotografías que nos habían quedado pendientes. Vamos tranquilos, cuando llegamos a Cortina d’Ampezzo  volvemos a la oficina de turismo para imprimir los billetes de vuelta. Ya en Dosoledo lo primero que hacemos es regalarnos un sabroso helado, llevamos una semana en Italia y todavía no habíamos tomado ninguno.

De nuevo en casa, recoger las cosas y preparar las maletas, cenamos y nos vamos satisfechos a dormir.


Día 8, Miércoles 1 de julio de 2015

Esto se acaba, después de desayunar, terminamos de recoger y hacer las maletas. Cargamos el coche y nos despedimos del dueño del apartamento. Son las 8 de la mañana que tomamos el camino de vuelta a Bérgamo, en la autopista el tráfico es muy intenso, hacemos el viaje del tirón sin incidentes, únicamente paramos algo antes de llegar para llenar el depósito de gasolina. Es entorno a las doce cuando llegamos, aunque parece que Lola no quiere descansar y nos hace dar un par de vueltas antes de devolver el coche.

En el aeropuerto tenemos que esperar para facturar el equipaje y una vez hecho comemos algo antes de embarcar. La salida del vuelo apenas se retrasa unos minutos. Durante el viaje de vuelta parece que la ruta es diferente, hoy volamos sobre el mar que apenas llegamos a ver hace una semana cuando vinimos. Aterrizamos puntuales, pero cuando bajamos del avión una bofetada de calor nos golpea, ufff, que temperaturas más buenas hemos tenido esta semana, queremos volver a los Alpes, volver a sus impresionantes montañas, sus grandes bosques, praderas, caminos y paisajes que siempre recordaremos.

Por fin son cerca de las siete de la tarde que ya estamos en casa de vuelta, hace apena unas horas estábamos en Dolomitas, el tiempo se pasa volando, figurada y literalmente…

Esta aventura ya forma parte de nuestros recuerdos, de nuestras experiencias, de nuestra vida… Y por supuesto, sirvan esta líneas como agradecimiento a un gran amigo, sin él no habría sido posible, gracias Javier!!!!





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